Estoy en poda, en inventario, en transición.
Mi ropa, mis zapatos, mis libros, mi maquillaje, mis cosméticos, mis bolsos, mis medicamentos. Todo repasado para empaquetarse y formar parte de un nuevo lugar y una nueva vida -otra vez-.
Tengo un montoncito de libros que dejaron de pertenecerme cuando los terminé. Libros que voy a dejar en las esquinas de este, mi querido pueblo ciudad, para que tengan alas y lleguen a otras casas. Tengo ropa que no me queda. Ropa que nunca me voy a poner. Ropa que me regalaron y nunca cambié -por mis principios-. ¡Que felíz sería esa ropa si pudiera cobijar a alguien que de verdad le necesitase!
Tengo una bolsa con tratamientos potenciales si se completan las dosis, porque hasta ahora los fármacos no venían justos y siempre te sobraban una o dos.
Tengo manuales, tests, simulacros y apuntes para el MIR que también van buscando nuevos ojos, nuevas manos, nuevos corazones.
Tengo, especialmente, unas ganas inmensas de empezar. De dejar todo lo que debe salir de mi vida, no necesariamente malo, sino que ya no forma parte de mí.
En esta metamorfosis de pregunta a respuesta que he sufrido este último mes, en este proceso en el que he desterrado la duda y he apostado por la verdad, en este rincón donde me veo y me doy un voto de confianza, ya no cabe nadie. La serenidad lo inunda todo.
El viento mueve la ropa del techo del vecino mientras se va haciendo de noche en La Palma.
Foto: J. |
3 comentarios:
Volareeeeeeee oh, ohhhhhhhhhh
Que foto más bonita, mucho ánimo en tu cambio y vuelvo a dejar el mismo mensaje... NO DEJES EL BLOG!! :P un besazo!
Estamos a punto de comenzar J.!! Muchísima suerte!!!! Podemos!
Un abrazoo!
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