Escalé muros, subí montañas, apagué incendios. Ahora, en un nuevo camino: Psiquiatría. El Diario blog permanece y pretende servir de ayuda a quien lo necesite. Espero que la bitácora les sea tan entretenida como es para mí terapéutica. En construcción permanente.
25 de mayo de 2013
¡Felíz Cumpleaños, J.!!!!
22 de mayo de 2013
Para Pablo
El primer día del resto de mi vida llegué a la casa y me sorprendí a mi misma queriendo que fuera el día siguiente para volver.
A veces hay días, que se han esperado durante tanto tiempo, que aunque quieres compartirlos, no encuentras las palabras.
A veces hay días, que se han esperado durante tanto tiempo, que aunque quieres compartirlos, no encuentras las palabras.
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5 de mayo de 2013
De mudanza e Inventario
Es una gran oportunidad la que me ofrece este momento de mi vida.
Estoy en poda, en inventario, en transición.
Mi ropa, mis zapatos, mis libros, mi maquillaje, mis cosméticos, mis bolsos, mis medicamentos. Todo repasado para empaquetarse y formar parte de un nuevo lugar y una nueva vida -otra vez-.
Tengo un montoncito de libros que dejaron de pertenecerme cuando los terminé. Libros que voy a dejar en las esquinas de este, mi querido pueblo ciudad, para que tengan alas y lleguen a otras casas. Tengo ropa que no me queda. Ropa que nunca me voy a poner. Ropa que me regalaron y nunca cambié -por mis principios-. ¡Que felíz sería esa ropa si pudiera cobijar a alguien que de verdad le necesitase!
Tengo una bolsa con tratamientos potenciales si se completan las dosis, porque hasta ahora los fármacos no venían justos y siempre te sobraban una o dos.
Tengo manuales, tests, simulacros y apuntes para el MIR que también van buscando nuevos ojos, nuevas manos, nuevos corazones.
Tengo, especialmente, unas ganas inmensas de empezar. De dejar todo lo que debe salir de mi vida, no necesariamente malo, sino que ya no forma parte de mí.
En esta metamorfosis de pregunta a respuesta que he sufrido este último mes, en este proceso en el que he desterrado la duda y he apostado por la verdad, en este rincón donde me veo y me doy un voto de confianza, ya no cabe nadie. La serenidad lo inunda todo.
El viento mueve la ropa del techo del vecino mientras se va haciendo de noche en La Palma.
Estoy en poda, en inventario, en transición.
Mi ropa, mis zapatos, mis libros, mi maquillaje, mis cosméticos, mis bolsos, mis medicamentos. Todo repasado para empaquetarse y formar parte de un nuevo lugar y una nueva vida -otra vez-.
Tengo un montoncito de libros que dejaron de pertenecerme cuando los terminé. Libros que voy a dejar en las esquinas de este, mi querido pueblo ciudad, para que tengan alas y lleguen a otras casas. Tengo ropa que no me queda. Ropa que nunca me voy a poner. Ropa que me regalaron y nunca cambié -por mis principios-. ¡Que felíz sería esa ropa si pudiera cobijar a alguien que de verdad le necesitase!
Tengo una bolsa con tratamientos potenciales si se completan las dosis, porque hasta ahora los fármacos no venían justos y siempre te sobraban una o dos.
Tengo manuales, tests, simulacros y apuntes para el MIR que también van buscando nuevos ojos, nuevas manos, nuevos corazones.
Tengo, especialmente, unas ganas inmensas de empezar. De dejar todo lo que debe salir de mi vida, no necesariamente malo, sino que ya no forma parte de mí.
En esta metamorfosis de pregunta a respuesta que he sufrido este último mes, en este proceso en el que he desterrado la duda y he apostado por la verdad, en este rincón donde me veo y me doy un voto de confianza, ya no cabe nadie. La serenidad lo inunda todo.
El viento mueve la ropa del techo del vecino mientras se va haciendo de noche en La Palma.
Foto: J. |
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